Tras dos años de bloqueo mental y un reciente viaje a Nueva York, surge una chispa en mi interior con la esperaranza de recuperar algo que tenía abandonado, mi blog notasdeviajebmartinma.com. Así pues, ¿por qué no volver a formar parte de la blogosfera?.
«Las mentes son como las flores, sólo se abren cuando es el momento adecuado». Stephen Richards.
Cuando vuelves por segunda vez a una ciudad, te puedes permitir el lujo de descubrirla a tu antojo. Nueva York es un gran abanico de culturas, un espectáculo en vivo y su efeverscencia acaricia los rincones más inesperados.
A continuación os voy a desvelar algunas de las estampas urbanas que me han conquistado durante mis paseos por la «ciudad que nunca duerme«.
Es difícil pasear por Manhattan en Diciembre, echar una ojeada hacia el cielo y no encontrarse con uno de los edificios más famosos de la ciudad. Un «Empire State Building» que asoma rodeado de otros rascacielos y algunas ramas peladas anunciando que se acerca el invierno.
Un recorrido muy interesante es el paseo a pie por el original High Line Park y adentrarse por los barrios de Meatpacking District y Chelsea. Se trata de un parque lineal construido sobre las antiguas vías del tren que conserva sus raíles. Los depósitos de agua se revelan en las azoteas de los edificios como icono más del paisaje urbano neoyorquino.
Caminar sosegadamente por los casi dos kilómetros y medio de este parque situado al oeste de Manhattan es una experiencia muy relajante y anima a descubrir sus rincones, bajo el cielo azul de una mañana impecable.
Las antiguas vías asoman tímidamente formando un sendero salpicado de vegetación espontánea y hojas secas procedentes de flores, árboles y otras plantas silvestres. Todos los elementos se conjugan a la perfección para ofrecer un espacio naturalista extraordinario en el medio de Nueva York.
Durante todo el trayecto podrás encontrar areas con asientos, bancos, incluso tumbonas de madera. Lo que más me llamó la atención fue el Anfiteatro a la altura de la calle 17. Son unas gradas con unos enormes ventanales y unas vistas calelejeras de Nueva York muy singulares.
El paseo por el High Line es tan generoso y original, que nos regala otra perspectiva del río Hudson y en consecuencia una panorámica excepcional. En definitiva, un paisaje totalmente seductor que merece la pena contemplar.
Con este parque, se ha reinventado una de las zonas más deterioradas de Nueva York y ha restaurado de forma innovadora un vestigio del pasado industrial de la ciudad, convirtiéndose en un lugar donde se conjuga «arte y naturaleza«.
Me despido por hoy en esta parte del paseo, y no se asunten, si durante el mismo se encuentran a este chico de mediana edad y ligero de ropa. Se trata de «Sleepwalker«, una figura hiper-realista que parece sufrir un ataque de sonambulismo, obra de arte del artista Tony Matelli.
¡Hasta pronto!