Niagara salvaje y desenfrenada… (Canadá)

Ha pasado mucho tiempo desde mi primer encuentro con este lugar inolvidable. En verano del 2006 pude cumplir uno de mis sueños, poder contemplar esta maravilla de la naturaleza convertida en atracción turística. Hasta ese momento, únicamente había tenido contacto visual con este escenario a través de «la caja tonta», con la película «Niagara» protagonizada por la imponente y exuberante Marilyn Monroe que, al igual que las cataratas es tan bella como peligrosa. ¡Cuidado!… ¡No acercarse demasiado!.

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Antes de llegar a Niagara Falls desde Toronto, merece la pena dar un paseo por la tranquila y encantadora Niagara-on-the-Lake. Son rasgos que definen a esta pequeña población y antigua colonia inglesa, una de las más bellas de la provincia de Ontario.

Imposible de olvidar, el escenario parece detenido en el tiempo ante el efecto combinado del color de sus flores, el aroma de sus viñas y, a lo lejos, el sonido efervescente de las cataratas. En el mes de enero se celebra el Festival del Vino del Hielo en Niagara. Es muy interesante el proceso del vino en esta tierra, lo llaman vino de hielo porque recogen la uva cuando está helada, de esta forma la uva tiene una mayor concentración de azúcar y caracteriza los vinos de la zona.

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The Romance Collection Gallery

Caminando por la calle principal puedes encontrar curiosas tiendas de antigüedades y otros artículos de decoración, casas que parecen encantadas, incluido el pintoresco Hotel Príncipe de Gales de estilo victoriano donde poder tomar un tradicional té inglés. Los amantes del arte original no deben perderse «The Romance Collection Gallery» que, atesora prestigiosas obras de la artista canadiense Trisha Romance. Esta casa victoriana fue totalmente restaurada y también alberga obras de otros artistas y reproducciones de edición limitada.

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Y… ¡Comienza la diversión!. Estuve a punto de perderme este espectáculo. En un principio, fui animada al helipuerto, pero en cuestión de segundos, el pánico se apoderó de mi. Sin embargo, conforme vi a los turistas que se bajaban del helicóptero tan entusiasmados, sentí que tenía que aprovechar la ocasión, así que me armé de coraje y con una mezcla de aprensión y curiosidad, subí al aparato para experimentar otra forma de disfrutar de esta belleza natural, salvaje e incontrolada. Ya era demasiado tarde para echarse atrás.

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Puente del Arco Iris sobre el río Niagara

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El ruido era demoledor a pesar de los auriculares de protección y con síntomas de mareo, aún así las vistas son impresionantes, el escenario desde las alturas es indescriptible y las sensaciones son increíbles. Se pueden divisar el grupo de cascadas, los saltos de agua y los coches que cruzan el Puente del Arco Iris sobre el río Niagara que, distingue la frontera entre las cataratas de Nueva York (USA) y Ontario (Canadá).

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Ahora bien, ¡eso no es todo…amigos! Para aprovechar aún más de la visita, nada como un paseo en el barco llamado «Maid of the Mist«. Protegidos con un chubasquero de plástico color azul y llevados por la emoción nos adentramos con prudencia hasta las entrañas de dos cascadas, en primer lugar a las cataratas estadounidenses «American Falls» y después a la canadiense «Horseshoe Falls«. La fuerza del agua transmite una energía incontrolable, tras 52 metros de caída, se forma una enorme una cortina de niebla que hace inevitable pensar que, en cualquier momento, te pueden absorber sin parpadear. En la lengua iroquesa (conjunto de lenguas indígenas de America del Norte), el nombre originario de Niagara es «Trueno de agua» que, sin duda refleja la realidad de esta perturbación sonora.

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Y termino este post con otra escena fascinante, un retrato del arco iris envolviendo con su luz mágica este bello paraje. ¿Cuanto tiempo podrá el ser humano, seguir disfrutando de esta maravilla de la naturaleza antes de que desaparezca?

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